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# 001 | LA CASA IMPERFECTA

Cuentos del Pastor 01 Feb 18 0

Un maestro de construcción, ya entrado en años, estaba listo para retirarse a disfrutar su pensión de jubilación.

Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.

El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más.

El hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía.

Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una infortunada manera de poner punto final a su carrera.

Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal.

«Esta es tu casa, querido amigo. -dijo- «¡Es mi regalo para ti!» –

Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que había construido!

Reflexión

La mayoría de nosotros construimos nuestra morada eterna de manera distraída.  No ponemos en ella lo mejor de nosotros. Muchas veces, ni siquiera hacemos nuestro mejor esfuerzo en el trabajo para el Señor.

Pero un día, veremos la situación que hemos creado, y descubriremos que estamos viviendo en la casa que hemos construido.  Sí lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente.

Sería interesante conseguir actuar como si estuviésemos «construyendo nuestra casa».

Te has preguntado: – ¿qué valor tienen en la eternidad, aquello por lo que tanto te esfuerzas: casa, automóvil, empresa, renombre, títulos y logros personales? –

A rigor de la verdad, para muchos, estas cosas no son otra que la forma visible con la que presumimos delante de los demás. La manera que les decimos:

-¡Esto es lo que soy! ¡Esto es lo que logré! ¡Admírame! ¡Envídiame! ¡Soy un elegido para vivir de lo mejor en esta vida! –

Y no estoy desvalorando aquellas cosas… Si estoy diciendo, que estás cosas no significan nada en la eternidad.

Hoy existe una fuerte tendencia a menospreciar la eternidad, y resaltar la importancia del hoy y del ahora.

El famoso dicho – “comamos y bebamos porque mañana moriremos” -se ha instalado hasta en los escogidos.

Sería bueno releer lo que el Apóstol aconseja y repensar nuestras prioridades:

-“Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien el mismo será salvo, aunque así como por fuego. – (1 Co 3.11 al 15 – RVR 1960)

Pastor Rubén Herrera

# 002 | LAS PIEDRAS

Cuentos del Pastor 01 Feb 18 0

Cierto día un motivador experto estaba dando una conferencia sobre gestión de tiempo a un grupo de profesionales. Para dejar en claro un punto utilizó un ejemplo que los profesionales jamás olvidaran.

De pie frente al auditorio de gente muy exitosa dijo:

– Quisiera hacerles un pequeño examen… –

De debajo de la mesa sacó un jarro de vidrio de boca ancha y lo puso sobre la mesa frente a él. Luego sacó una docena de rocas del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una por una en el jarro.

Cuando el jarro estaba lleno hasta el tope y no podía colocar más piedras preguntó al auditorio:

– ¿Está lleno este jarro? –
Todos los asistentes dijeron: – ¡Sí!-

Entonces dijo: – ¿Están seguros? –

Y sacó de debajo de la mesa un balde con piedras pequeñas de construcción. Echó un poco de las piedras en el jarro y lo movió haciendo que las piedras pequeñas se acomoden en el espacio vacío entre las grandes.

Cuando hubo hecho esto preguntó una vez más:

– ¿Está lleno este jarro? –

Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría y uno de los asistentes dijo en voz alta: – “Probablemente no”. –

-¡Muy bien! – contestó el expositor.

Sacó de debajo de la mesa un balde lleno de arena y empezó a echarlo en el jarro. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas.
Una vez más pregunto al grupo:

– ¿Está lleno este jarro? –
Esta vez varias personas respondieron a coro: – ¡No! –

Una vez más el expositor dijo: – ¡Muy bien! –

Luego sacó una jarra llena de agua y echó agua al jarro con piedras hasta que estuvo lleno hasta el borde mismo. Cuando terminó, miro al auditorio y preguntó:

-¿Cual creen que es la enseñanza de esta pequeña demostración? –

Uno de los espectadores levantó la mano y dijo:

– La enseñanza es que no importa como de lleno esté tu horario, si de verdad lo intentas, siempre podrás incluir más cosas. –

-¡No! – replicó el expositor, esa no es la enseñanza.

La enseñanza es que si no pones las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en ningún otro momento. –

Reflexión

Estamos en un tiempo de la historia donde la Iglesia se está llenando de agua y arena, y donde ya no hay lugar para las piedras grandes.

Las prédicas y los mensajes que escuchamos ya no contienen sólida y sana doctrina. Hemos llegado al punto de considerar a esta última como algo “muy básico”. Hemos dicho que estamos para “otro nivel”.

Lo cierto es que, hoy no contamos con el conocimiento “básico” de nuestros predecesores (piedras grandes). Hoy desconocemos la doctrina, la persona y el carácter de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Hoy desconocemos la Palabra. La enseñanza del Nuevo Testamento ha sido sagazmente cambiada por fábulas (agua) y en el mejor de los casos por promesas del Antiguo Pacto (arena).

No nos dejemos confundir ni engañar; no estamos, ni vamos a lo mejor sino a lo peor. Este no es un tiempo de más revelación, sino de peligrosa confusión.

Leamos lo que nos dice la Escritura:

-“Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostataran de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrina de demonios por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia…” – (1 Tim 4. 1-2 – RVR 1960)

“Porque va a llegar el tiempo en que la gente no soportará a la sana enseñanza; más bien, según sus propios caprichos, se buscarán un montón de maestros que sólo les enseñen lo que ellos quieran oír”.  – (2 Tim 4.3 – RVR 1960)

Muchos se están extraviando y han dejado de perseverar en la doctrina de Cristo y no es una cosa menor…

Desde el tiempo y la distancia Juan advierte:

-“Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo. Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ese si tiene al Padre y al Hijo”. – (2 Juan 8 y 9 – RVR 1960)

Pastor Rubén Herrera

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# 003 | HACER CAFÉ

Cuentos del Pastor 01 Feb 18 0

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y de cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir. Sin decir palabra.

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.

Mirando a su hija le dijo:

– «Querida, ¿Qué ves?» –

-«Zanahorias, huevos y café» – fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas.

Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó:

– «¿Qué significa esto, padre?» –

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad; agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había puesto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.

Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.

«¿Cuál eres tú, hija? Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes?» – le preguntó a su hija.

-¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?

¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, poseías un espíritu fluido, pero después de una pérdida, una crisis, o un problema te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿Eres amargada y áspera, con un espíritu y un corazón endurecido?

¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. –

Reflexión

La fe no sólo es recompensada, sino también probada.

Hoy escuchamos mucho de todo lo que podemos recibir, y poco de lo que debemos padecer.

¿Es una verdad del Evangelio el recibir las promesas? ¡Ciertamente lo es!

Pero también es una promesa que:

– “En el mundo tendremos aflicción”… – (Juan 16.33 – RVR 1960) y tendremos que pasar por muchas cosas duras que probarán nuestra fe. (Juan 15.18 – 16.4; 16. 20-22; He. 11; etc.)

Otros ya nos dieron ejemplo:

Ante el paso del tiempo y lo imposible, Abraham se sostuvo creyendo en El que lo había prometido.

Ante la inexistencia de lluvia, Noé continuó fabricando por cien años el Arca porque el Señor lo había declarado.

Ante Faraón, Moisés se sostuvo firme de Aquel quien lo había enviado.

Ante Goliat, David sacó fuerzas de Jehová de los Ejércitos, Quien era su mayor confianza. Etc.

Si eres como el grano de café, cuando las cosas se pongan peor tú reaccionarás dando lo mejor que hay en ti.

Pastor Rubén Herrera

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# 004 | LAS TRES REJAS

Cuentos del Pastor 01 Feb 18 0

El joven discípulo de un sabio llega a casa de éste y le dice:
– Oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…-

– ¡Espera! – lo interrumpe el sabio – ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme? –

– ¿Las tres rejas? –

– Si. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto? –
– No. Lo oí comentar a unos vecinos. –

– Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿Es bueno para alguien? –
– No, en realidad no. Al contrario… –

– ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

– A decir verdad, no. –

– Entonces, – dijo el sabio sonriendo.– Si no es verdad, ni bueno, ni necesario, lo sepultemos en el olvido. –

Reflexión

Uno de los últimos logros del enemigo sobre la Iglesia es este: ¡Le hizo callar!

Le silenció para lo verdadero, lo bueno y lo necesario.

Hoy difícilmente podemos distinguir la diferencia entre criticar a la persona, y juzgar las cosas por el discernimiento espiritual.

Lo hemos encerrado todo bajo silencio santo, por el falso temor de – “no juzguéis, para que no seáis juzgados.” – Lea Mateo 7. 1-6

Una mala enseñanza de este pasaje nos introdujo a un hermetismo sólo conveniente para el infierno.

¿Qué dijo realmente Jesús de esto?

  1. Hablo del juicio que condena al pecador, no del juicio que condena la actitud o el error. Vs. 1 y 2
  2. Hablo de la necesidad de un examen personal permanente, para poder estar en condiciones de ayudar al otro. Vs. 5
  3. Habló de un ámbito de juicio: La Iglesia. Vs. 6
  4. Nunca habló de ausencia de juicio sobre las cosas espirituales. Vs. 5b

Una cosa es el ataque personal, y algo bien diferente es la defensa de la fe y la doctrina del Evangelio.

Contrariamente al hábito “santo de callar” las cartas del Nuevo testamento están llenas de advertencias, juicios y condenas a lo falso, mundano y diabólico. Pablo nos recuerda:

– “El espiritual juzga todas las cosas y el no es juzgado por nadie”. – (1 Cor 2. 15 – RVR 1960)

¿Por qué actúa así la Iglesia hoy?

Porque en la iglesia se introdujo una doctrina herética de la Nueva Era, y muy pocos lo han percibido: La ley de la Potencialidad pura.

En su libro “Las 7 leyes espirituales para el éxito”, Deepak Chopra dice textualmente lo siguiente: –Practicaré el hábito de no juzgar”. Comenzaré cada día diciéndome: «Hoy no juzgaré nada de lo que suceda», y durante todo el día me repetiré que no debo juzgar. –

Parece bíblico y “espiritual” ¿verdad? ¡Pero no lo es!

Esto nos calló para delatar el pecado, las corrientes engañosas, y las doctrinas de error. Y hoy la función de ser sal y luz está sepultada con silencio. No hay predica ni voz profética que nos lleve al arrepentimiento.

¿Estoy diciendo que tenemos carta abierta para criticar? ¡No!

Estoy diciendo que la Iglesia debe hablar.

Hemos sido llamados a hablar. No hay rejas para nuestro mensaje.

Hablar, porque lo que tenemos como legado es algo Verdadero, Bueno y Necesario.

Pastor Rubén Herrera

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# 005 | LA PUERTA NEGRA

Cuentos del Pastor 01 Feb 18 0

Erase una vez un reino…
En este reino había un rey que era muy polémico por sus acciones, tomaba a los prisioneros de guerra y los llevaba hacia una enorme sala. Los prisioneros eran colocados en grandes hileras en el centro de la sala y el rey gritaba diciéndoles:

– «Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del lado derecho de la sala.»-Al hacer esto, los prisioneros veían a algunos soldados armados con arcos y flechas, listos para cualquier acción.

-«Ahora, –continuaba el rey- miren hacia el rincón del lado izquierdo.» –
Al hacer esto, todos los prisioneros notaban que había una horrible y grotesca puerta negra, de aspecto dantesco, cráneos humanos servían como decoración y el picaporte para abrirla era la mano de un cadáver.

En verdad, algo verdaderamente horrible de imaginar, mucho más para ver.

El rey se colocaba en el centro de la sala y gritaba:

– «Ahora escojan, ¿qué es lo que ustedes quieren? ¿Morir clavados por flechas o abrir rápidamente aquella puerta negra mientras los dejo entrar por allí? Ahora decidan, tienen libre albedrío, escojan.» –

Todos los prisioneros tenían el mismo comportamiento; a la hora de tomar la decisión, ellos llegaban cerca de la horrorosa puerta negra de más de cuatro metros de altura, miraban los cadáveres, la sangre humana y los esqueletos con leyendas escritas del tipo: – «Elijo morir» – y decidían: -«Prefiero morir atravesado por las fechas.» –

Uno a uno, todos actuaban de la misma forma, miraban la puerta negra y a los arqueros de la muerte y decían al rey:
– «Prefiero ser atravesado por flechas a abrir esa puerta y entrar allí». – Millares optaron por lo que estaban viendo: la muerte por las flechas.

Un día, la guerra terminó. Pasado el tiempo, uno de los soldados del «pelotón de flechas» estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey.

El soldado con toda reverencia y un poco temeroso, preguntó:

– «Sabes, gran rey, yo siempre tuve una curiosidad, no se enfade con mi pregunta, pero, ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?» –

El rey respondió:

-“Pues bien, ve y abre esa puerta negra.” –

El soldado, temeroso, abrió cautelosamente la puerta y sintió un rayo puro de sol besar el suelo de la enorme sala, abrió un poco más la puerta y más luz y un delicioso aroma a verde llenaron el lugar.
El soldado notó que la puerta negra daba hacia un campo que apuntaba a un gran camino.

Fue ahí que el soldado se dio cuenta de que la puerta negra llevaba hacia la libertad.

Reflexión

La libertad no es lo que alguien te pueda mostrar, ni mucho menos algo con lo que alguien te quiera impresionar.

La libertad es una experiencia personal en Dios y por Dios. Una desafiante elección en la vida; un riesgo personal y necesario.

Y para todos la libertad se encuentra detrás de la puerta; y la puerta de llama Jesucristo.

“Así que, si el Hijo os libertare seréis verdaderamente libres”. – (Juan 8.36 – RVR 1960)

Es interesante ver como la Iglesia está siendo impresionada, cautivada y fácilmente llevada a una elección equivocada todos los días.

Miles son arrastrados por la psicología en masa de un astuto y diabólico predicador, que entretiene a su auditorio fascinándoles con lo temporal y superfluo.

Hoy preferimos las flechas alucinógenas de la prosperidad y de lo nuevo, que elegir el camino de la conversión, del arrepentimiento, la santidad y el temor de Dios.

Los cristianos del primer siglo no tenían temor a la muerte y a enfrentar las consecuencias de vivir una vida diferente, consagrada y santa.

Ellos no huían de la “puerta negra”; al contrario, la procuraban con todas sus fuerzas.

No había un precio que pagar, era el simple resultado de una elección: seguir a Jesucristo.

No se habían entregado a una nueva forma de pensar, a una nueva manera de vivir o a una nueva doctrina emergente.

Se habían entregado a Alguien y este Alguien posee un carácter y una naturaleza que requiere de renunciamientos.

-Convenientes maneras de mantenernos alejado de la puerta…

Hoy a la vida Cristocéntrica se la está definiendo como esa puerta dantesca a la que no se invita atravesar.

Tener una vida Cristocéntrica se define como lo antiguo, lo religioso, lo legalista y por lo que ya no es necesario pasar.

La búsqueda personal en oración y ayuno es parte de la historia de “hermanitos que no tenían revelación”.

La pobreza y la necesidad fue el resultado de que “no tenían fe”.

Las dificultades y los problemas que atravesaron fueron porque estaban “fuera de o sin cobertura”.

Hoy la lectura de la Palabra no es necesaria y hasta puede ser peligrosa; puede que “la letra te mate”, o peor que te agarre el “espíritu de Grecia”.

La relación con el Espíritu Santo ya no es necesaria, sólo debes ser “un buen hijo” y tener “un padre espiritual” que vele por ti.

Se está alejando a la Iglesia de lo único que puede darnos discernimiento: la Palabra y el Espíritu Santo.

-Recordemos lo siguiente:

  • Nos hemos entregado a Cristo Jesús. NO a un hombre mortal, una denominación u organización humana.
  • El nos ha hechos hijos de Dios. NO hijos de un hombre o mujer más espiritual.
  • Somos Su propiedad y nos cela. No le pertenecemos a otro u otros.
  • El quiere relacionarse con nosotros íntima y personalmente. No necesita intermediarios.
  • Nos ha dejado de su Espíritu Santo que nos guiará a toda verdad, NO motivadores y carismáticos predicadores.
  • Nos ha dejado su Palabra para amarla, guardarla y obedecerla, NO libros de autoayuda o adoctrinamiento religioso.
  • El viene pronto por su Iglesia y espera encontrarnos en la fe. NO en la lista de membrecía de la congregación más grande y famosa.

El Rey invita a elegir una vez más… ¿A la derecha o a la izquierda?

-“Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Yahweh el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Yahweh”. – (Is. 55. 6-8 – RVR 1960)

-“Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”. – (Lucas 13.24 – RVR 1960)

Pastor Rubén Herrera

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# 006 | LA VACA

Cuentos del Pastor 01 Feb 18 0

Un maestro sabio paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio: los habitantes, una pareja y tres hijos, vestidos con ropas sucias, rasgadas y sin calzado; la casa, poco más que un cobertizo de madera…

Se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó:

-“En este lugar donde no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen para sobrevivir? –

El señor respondió:

-“Amigo mío, nosotros tenemos una vaca que da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo.”-

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió y se fue.

A mitad de camino, se volvió hacia su discípulo y le ordenó:

– “Busca la vaca, llévala al precipicio que hay allá enfrente y empújala por el barranco.” –

El joven, espantado, miró al maestro y le respondió que la vaca era el único medio de subsistencia de aquella familia. El maestro permaneció en silencio y el discípulo cabizbajo fue a cumplir la orden.

Empujó la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante muchos años.

Un bello día, el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había sucedido, pedirles perdón y ayudarlos.

Así lo hizo. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, árboles floridos, una bonita casa con un coche en la puerta y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y fue recibido por un hombre muy simpático.

El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años. El señor le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo en la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacia algunos años con el maestro.

Elogió el lugar y le preguntó al dueño de la vaca:

– “¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?” –

El señor entusiasmado le respondió:

– “Nosotros teníamos una vaca que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.” –

Reflexión

En Argentina, y me imagino en otros lugares también, se usa el siguiente refrán para aquel que está sin preocupaciones económicas: – “Tiene la vaca atada”. –

Muchas veces nos resistimos tercamente y no aprovechamos las pruebas, simplemente porque nuestra manera de pensar es incorrecta. Vemos siempre el lado negativo, y no lo bueno que nos está ocurriendo.

Si observamos bien en la Palabra, nos daremos cuenta que detrás de toda aparente pérdida y situación desfavorable, hubo un propósito de Dios, y una bendición enorme para aquel que la superó.

Esto, quizás te ayude hoy a sobreponerte en tu dolor, soledad, o momento difícil por el que estás atravesando.

Las pérdidas simplemente pueden transformarse en promociones, y mayormente en el ámbito espiritual.

En la Escritura vemos que:

-La cómoda situación de Abraham en la ciudad de Ur de los caldeos, no le dejaba ver las estrellas, ni al Dios Todopoderoso. Tuvo que salir de allí.

-Los siete primeros años de trabajo de Jacob, sólo alcanzaron para una Lea. Tuvo que trabajar otros siete más para tener a la bella Raquel.

-Los sueños de José en Canaán, sólo le sirvieron para acumular problemas. Pero la cárcel, finalmente le llevó al pináculo de Egipto.

-La posición de privilegio de Moisés sólo le sirvió para convertirse en un asesino. El gran libertador de Israel salió de la más absoluta soledad del desierto.

-De la tremenda amargura y de la esterilidad insoportable de Ana, salió el más grande profeta y juez: Samuel

-De una persecución tenaz e inexplicable de Saúl, y de un destierro injusto salió David, el gran Rey de Israel.

Y así podemos seguir nombrando “las vacas muertas” que llevaron a hombres y mujeres a un propósito más elevado y eterno. Hasta llegar al más grande ejemplo: Jesús

-La pérdida humana más grande, la cruz del sufrimiento, el calvario atroz, la entrega total; fue, es y será la máxima conquista jamás planeada: La Redención eterna del alma humana.

Pensemos: En muchos casos, lo que sencillamente parece ser una “bendición” suele en realidad empobrecernos en todo sentido. Si el resultado de algo que llamamos favorable es estancamiento, desidia y letargo; simplemente es una maldición encubierta a la que hay que “matar”.

Pablo reflexiona sobre este tema y nos dice:

-“Pero cuántas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun las estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo y lo tengo por basura, para ganar a Cristo y ser hallado en El…”  – (Fil 3. 7-9ª – RVR 1960)

Pastor Rubén Herrera

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