# 026 | LA HERRAMIENTA PODEROSA

"Cuentos del Pastor", by: - 1 febrero, 2018

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Cierta vez se corrió la voz que el diablo se retiraba de los negocios y vendía sus herramientas al mejor postor.

En la noche de la venta, estaban todas las herramientas dispuestas en forma que llamaran la atención, y por cierto eran un lote siniestro: odio, celos, envidia, malicia, engaño… además de todos los implementos del mal.

Pero un tanto apartado del resto, había un instrumento de forma inofensiva, muy gastado, como si hubiese sido usado muchísimas veces y cuyo precio, sin embargo, era el más alto de todos.

Alguien le preguntó al diablo cuál era el nombre de la herramienta.

-«Desaliento» – fue la respuesta.

-«¿Por qué su precio es tan alto?» – le preguntaron.

-«Porque ese instrumento» -respondió el diablo- «me es más útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano cuando todos los demás me fallan, y una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esa persona lo que se me antoja. Esta muy gastado porque lo usó casi con todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, puedo abusar de él…» –

El precio de desaliento era tan, pero tan alto que aun sigue siendo propiedad del diablo.

Reflexión

Cada quien, me imagino, ya experimento a este tiempo cómo funciona esta herramienta diabólica. Nos desalentamos con la situación económica, con nuestro trabajo, con nuestra familia, con la necesidad de cambios, con los grupos de amigos, con el engaño, con la mentira, con el desamor, etc. Etc.

El desaliento es uno de los estados de ánimo contra el cual es indispensable fortalecerse. Aquí una lista de esas fortalezas que deben estar presente combatiéndolo permanentemente: Nuestra dignidad, nuestros valores, nuestros principios, nuestro honor, nuestra identidad, nuestro culto inteligente, nuestro sacrificio vivo, y nuestra honra.

A menudo nos desalentamos por miedo que infunde el enemigo, pero debemos recordar Quien va con nosotros, y Quien prometió estar y no desamparar. (Dt 31.6)

El desaliento aparece en la boca de los que nos envidian y recelan, pero nuestra disposición y persistencia en la obra nos permitirán edificar. (Neh 4.6)

La enfermedad puede quitar las fuerzas y la vitalidad, pero el espíritu del enfermo hace la diferencia. (Prov. 18.14)

Cuando el final parece inevitable y las evidencias superan lo imposible, la fe nos salva. (Mt. 9.22)

Cuando la destrucción y el sentimiento de abandono parecen triunfar, en la escena se despierta Quien las ahuyenta. (Mt. 14.27; Mr. 6.50)

Cuando los religiosos acusan, condenan y se confabulan para matarnos, el mismo Señor nos alienta: Ten ánimo como has testificado, así es necesario que lo hagas de nuevo. (Hch 23.11)

Pablo dijo así de las batallas que se dan en nuestra mente:

-“porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”, – (2 Co 10. 4-5 – RVR 1960)

Uno puede ser cautivo o cautivar. Puede ser preso o apresar. ¡Que cobre ánimo nuestro corazón, levantémonos! Demostremos quien tiene la herramienta más poderosa.

Pastor Rubén Herrera

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