# 025 | MIS RECUERDOS CUANDO DIGO PAPÁ

"Cuentos del Pastor", by: - 1 febrero, 2018

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Hoy me desperté buscando a mi padre. Lo busque en mi memoria para honrarlo desde mis más escondidos recuerdos.

No es fácil hablar de un padre por mucho tiempo ausente. Y muchos menos siendo hijo de mamá soltera.

De niño sostuve, al menos hasta los siete u ocho años, que mi padre era Martín.

Martín, hermano de mi madre, fue ese que sin proponérselo ocupo el sentimiento significativo de los primeros años llamado papá. El me llevaba a dormir mi siesta y mis recuerdos tempranos lo veo jugando conmigo, abrazándome y besando mis orejas. Recuerdo dormir en su pecho y sentirme seguro y contenido.

Con el tiempo las dudas crecieron alrededor de cómo sería esto posible, ellos no eran como los papás que veía en mis compañeros y amigos.

Un día la verdad llegó a la puerta de la casa, y lo hizo en un gran colectivo. No recuerdo la fecha, pero estaba oscuro, era de noche. Mamá me invito a acercarme, me sentó en sus faldas y orgullosa presentó a un hombre mayor diciendo: – “Hijo, él es tu Papá.” –

Papá con una sonrisa particular, descubrió sus dientes adornados con piezas de oro, estiró nervioso sus brazos e intentó retenerme. Ambos estábamos tan nerviosos, que nos esquivamos tímidamente, tratando de no herir las expectativas de mamá. Sin saberlo, esa noche, la manera que nos tratamos definiría mi relación con Papá para el resto de nuestros días. Y siempre fue igual. Los abrazos fugaces, lo esquivo de las miradas, y la complicidad de regalar a mamá un momento donde los tres estuviéramos juntos sin que la situación se torne tensa o incomoda.

Esa noche también me recuerdo jugando y corriendo por el interior del colectivo que se hacía gigante en mis ojos de niño.

En mi mente no se definirlo correctamente, pero mis pensamientos se dispararon por algún motivo a ese rincón base, desde donde me refugiaría para presentarme al mundo: mi papá era rico. Había encontrado la excusa para presumir delante de los demás y no cargar más con esa sensación de soledad y abandono que me hacían notar cada vez que los otros hablaban de los propios. Y en mi imaginario ese fue mi orgullo: ¡era el hijo de un padre rico!

Al pasar los años, experimente muchos momentos para no guardar memoria. Papá se mostró ausente y distante en mis eventos más significativos. No estuvo en mi graduación, ni puede presentarle mi primer novia; no estuvo en mi boda y tampoco en el nacimiento de sus nietos. No escucho mis prédicas, ni leyó ninguno de mis escritos. Si se sintió orgulloso de mí, no lo sabré hasta nuestro nuevo encuentro. Pero prefiero pensar así: que quizás con mamá, quien le contaba todo, se abrasarían satisfechos por los resultados.

Aprendí a intuir lo invisible, y a buscar motivos para amarle. Y encontré estos: El fue un hombre digno de amar, de otra manera mamá no lo habría elegido como su único. Era un hombre recto, sino la justicia de mamá no lo habría soportado. Sin duda era cariñoso, amoroso y tierno porque mamá no lo hubiera esperado toda la vida. Sin duda guardaba una sabiduría inmensa, mi madre no hablaría de él con tanto orgullo. Cuando mamá le pensaba en voz alta, sus ojos se disparaban a la admiración, quedaba cautiva de amor y su rostro alcanzaba el brillo y la alegría más grande.

Hace poco apareció de nuevo, no tuve la oportunidad de verlo, pero el relato de mamá fue suficiente. En la sala de terapia intensiva, como una visita esperada, llegó al pie de la cama de mamá para decirle, que la esperaba, que estaba feliz de volverle a tener a su lado y que el tiempo de la espera había terminado.

No tengo una sola foto de él, pero así recuerdo a papá.

Quizás esta sea la manera de descubrirme. Quizás aparezcan las razones que me hacen tan vulnerable a las emociones este día del padre. Quizás aquí encuentre esa despierta sensibilidad de intuir y leer entre líneas los afectos.

Silvano Ortiz tiene que haber sido un buen hombre, porque fue el único hombre que mamá amó; y porque conociendo el Amor de Dios para mi vida, Él lo eligió para que lo llamara Papá.

Pastor Rubén Herrera

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