# 023 | ARRUGAS DE RISA

"Cuentos del Pastor", by: - 1 febrero, 2018

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Casi siempre, la gente se vuelve lacrimosa.

Cuando alguien la encuentra se pone a contarle su desgracias, hasta que otra de sus desgracias, acaba siendo que nadie quiere encontrársela.

Esto último nunca le pasó a la tía Ofelia, porque a ella la vida la cercó varias veces con su arbitrariedad y con sus infortunios; pero mi tía jamás abrumó a nadie con la historia de sus pesares. Dicen que fueron muchos, pero nadie sabe siquiera cuántos, y menos las causas, porque ella se encargó de borrarlos cada mañana del recuerdo ajeno.

Era una mujer de brazos fuertes y expresión juguetona, tenía una risa suave y contagiosa que supo soltar siempre en el momento adecuado. En cambio, nadie la vio jamás llorar.

A veces le dolían el aire y la tierra que pisaba, el sol del amanecer, la cuenca de los ojos. Le dolía como un vértigo el recuerdo y como la peor amenaza el futuro. Un tiempo despertaba a media noche con la certidumbre de que se partiría en dos, segura de que el dolor se la comería de golpe. Pero apenas había luz para todos, ella se levantaba, se ponía la risa, se acomodaba el brillo en las pestañas y salía a convivir con los demás como si los pesares la hicieran flotar.

Nadie se atrevió nunca a compadecerla. Era tan extravagante su fortaleza, que la gente empezó a buscarla para pedirle ayuda. ¿Cuál era su secreto? ¿Quién amparaba sus aflicciones? ¿De dónde sacaba el talento que la mantenía erguida frente a las peores desgracias? Un día le contó su secreto a una mujer joven cuya pena parecía no tener remedio:

-“Hay muchas manera de dividir a los seres humanos.” – le dijo. -“Yo los divido entre los que se arrugan para arriba y los que se arrugan para abajo. Y quiero pertenecer a los primeros. Quiero que mi cara de vieja no sea triste, quiero tener las arrugas de la risa y llevármelas conmigo al otro mundo. Quién sabe lo que habrá que enfrentar allá.” –  Ángeles Mastretta (Escritora mexicana)

Reflexión

¿Podemos escapar a las dificultades, al dolor y a las tristezas? Sin duda no podemos.

Si de algo podemos estar seguros, es que: la aflicción nos llegará por promesa, y que no es el estadío permanente, que requiere nuestro testimonio cristiano.

El Señor dijo: –“De cierto, de cierto os digo, que vosotros llorareis y lamentareis, y el mundo se alegrará; pero aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo”. – (Juan 16.20 – RVR 1960)

Leí esta mañana este cuadro en Isaías, que habla de muchas de nuestras realidades, por no decir de todas:

-“No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences, porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria. Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de las ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo”. – (Is. 54. 4-6 – RVR 1960)

¡Cuántos sentimientos describen nuestra condición de vida!: Temor, vergüenza, viudez, abandono, tristeza de espíritu, repudio (divorcio).

Pero también, ¡Cuánta misericordia con que Él nos visita para cambiarlos!:

-No temas…, no serás confundida…, no serás afrentada…, te olvidarás…, no tendrás memoria…, Yo te llamo… ¡Soy tu Marido, tu Hacedor, tu Redentor y tu Dios! –

Las tristezas sólo encontraran lugar en un corazón vacío de promesas, y vacío de relación con el Dios verdadero.

La receta popular de catarsis en el oído ajeno, nunca resultó en alegría permanente y satisfactoria; sólo al vivir su Palabra se completa nuestro gozo.

La vida es una fábrica de arrugas. Pero Alguien nos llamó a vivirlas desde su amoroso ofrecimiento eterno.

Elijamos, por sus promesas, que estas sean hacia arriba.

Pastor Rubén Herrera

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