# 018 | LIBRETA DE CALIFICACIONES

"Cuentos del Pastor", by: - 1 febrero, 2018

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Era miércoles, 8 de la mañana; llegué puntual a la escuela de mi hijo.

-“No olviden venir a la reunión de mañana, es obligatoria”- fue lo que la maestra me había dicho un día antes.

-¡Pues qué piensa esta maestra! ¿Cree que podemos disponer fácilmente del tiempo a la hora que ella diga? Si supiera lo importante que era la reunión que tenía a las 8:30hs; de ella dependía un buen negocio y… ¡tuve que cancelarla!-

Ahí estábamos todos, papás y mamás; la maestra empezó puntual, agradeció nuestra presencia y empezó a hablar. No recuerdo qué dijo, mi mente divagaba pensando cómo resolver ese negocio tan importante; ya me imaginaba comprando esa nueva televisión con el dinero que recibiría.

-¡Juan Rodríguez!” – escuché a lo lejos

-“¿No está el papá de Juan Rodríguez?”- dijo la maestra.

-“Sí aquí estoy”- contesté pasando al frente a recibir la libreta de mi hijo.

Regresé a mi lugar y me dispuse a verla.

-“¿Para esto vine? ¿Qué es esto?” –

La libreta estaba llena de seis y sietes. Guardé las calificaciones inmediatamente, escondiéndola para que ninguna persona viera las pobres notas que había obtenido mi hijo.

De regreso a casa aumentó más mi enojo, a la vez que pensaba:

-“Pero ¡Si le doy todo! ¡Nada le falta! ¡Ahora sí le va a ir muy mal!” –

Llegue, entré a la casa, azoté la puerta y grité:

-“¡Ven acá Juan!” – Juan estaba en el patio y corrió a abrazarme.

-“¡Papá!” –

-“¡Qué papá ni que nada!” – dije. Lo retiré de mí, me quité el cinto y no sé cuántos golpes le di al mismo tiempo que decía lo que pensaba de él.

-“¡Y te me vas a tu cuarto!”- Terminé.

Juan se fue llorando, su cara estaba roja y su boca temblaba.

Mi esposa no dijo nada, sólo movió la cabeza negativamente y se metió a la cocina.

Cuando me fui a acostar, ya más tranquilo, mi esposa se acercó y entregándome la boleta de calificaciones de Juan, que estaba dentro de mi saco, me dijo:

-“Lee despacio y después toma una decisión…” –

Al leerla, vi que decía:

LIBRETA DE CALIFICACIONES – Calificando a papá:

-Por el tiempo que papá dedica a conversar contigo antes de dormir: 6

-Por el tiempo que papá dedica para jugar contigo: 6

-Por el tiempo que papá dedica para ayudarte en tus tareas: 6

-Por el tiempo que papá dedica saliendo de paseo con la familia: 5

-Por el tiempo que papá dedica a contarte un cuento antes de dormir: 6

-Por el tiempo que papá dedica en abrazarte y besarte: 5

-Por el tiempo que papá dedica para ver televisión contigo: 6

-Por el tiempo que papá dedica para escuchar tus dudas o problemas: 5

-Por el tiempo que papá dedica para enseñarte cosas: 6

Calificación promedio: 51.0

¡Los hijos habían calificado a sus papás!

El mío me había puesto seis y siete (sinceramente creo que me merecía cincos o menos)

Me levanté y corrí a la pieza de mi hijo, lo abracé y lloré. Me hubiera gustado poder regresar el tiempo… pero eso era imposible.

Juanito abrió sus ojos, aún estaban hinchados por las lágrimas, me sonrió, me abrazó y me dijo:

-“¡Te quiero papito!» – Cerró sus ojos y se durmió.

Reflexión

¡Cuántos asumimos la realidad que nos rodea con nuestros propios preconceptos e interpretaciones! La mirada de las cosas ha dejado de ser compartida, no admitimos opiniones, y lo peor es que actuamos basados en estos presupuestos. ¡Un hermetismo absurdo nos inhibe hasta de las relaciones afectivas más estrechas! Nos alejamos cada vez más de las relaciones significativas, defendiendo los necios preámbulos de nuestra propia ignorancia.

¿Ha escuchado al sabio Salomón profetizar sobre este tiempo? El dijo:

-“…temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas” – (Ecl. 12. 3 – RVR 1960)

¡El cuadro es tremendo, para describir la realidad del momento!

-“temblarán los guardas de la casa”.-

En otras palabras: La figura paterna se desmorona. La autoridad se pierde. El ensimismamiento y la pérdida de valores crece; y con ello, crece también la falta de identidad y los propósitos son escondidos.

-“se encorvarán los hombres fuertes”. –

¿Acaso está diciendo Salomón que las actividades humanas y la naturaleza de los trabajos cambiaría?  ¿Es acaso la imagen que nos describe detrás de un monitor? Puede ser, pero también su figura describe la pérdida de aquellas cosas que nos hacían orgullosos y dignos. Antes ser padre era todo un honor, hoy se ha transformado en una obligación que no todos están dispuestos a honrar.

-“cesarán las muelas porque han disminuido”. –

Los hábitos alimenticios cambiarían. Y de hecho, hoy los dentistas están cada vez más ocupados en corregir las deficiencias dentarias de quienes pocos la ejercitan por no masticar.

-“se oscurecerán los que miran por las ventanas”. –

¡Alguien tiene que ver esto! ¿Qué vio Salomón? ¿Plasmas, televisores, monitores, celulares, tablets? Posiblemente, pero también la realidad de una sociedad cada vez más oscura, abstracta y egoísta. Donde los valores se han cambiado por intereses personales satisfechos. Dónde el egoísmo desplaza hasta los sentimientos y los deberes elementales. Absortos detrás de una “ventana” que nos abstrae y aísla de quienes nos rodean. Dónde parece que estamos comunicados y atentos, pero sólo estamos viendo lo que queremos ver.

Libreta de calificaciones para nuestros actos paternos.

¡No quisiera que vieran mis notas!

Pastor Rubén Herrera

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